Llegó la primavera a mi morada
con sus luces y encanto de las flores,
atrás queda el invierno y los temores,
y mi alma vuelve a estar entusiasmada.
Al lado está la niña ilusionada
soñando con las pompas de colores.
Por un lado está el frío y desamores,
por el otro, el calor de su mirada.
Calla la chimenea, y su mutismo
habla con la elocuencia del lirismo
en su sueño de al alma calentar.
Entra el sol por la puerta de invitado,
calienta con sus rayos nuestro hogar
y me olvido del hielo del pasado.
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