Recorre con tus labios los caminos
de mi cuerpo, despacio, suavemente,
que el tiempo se congele en el presente
rendido a tus instintos femeninos.
Libera tus maullidos, ¡tan felinos!,
que arañen las lujurias de mi mente,
provócame despacio, dulcemente,
pasiones y placer en remolinos.
La noche resplandece en los tejados
y enciende con su llama el frenesí
de los deseos locos del amor .
Paladea los néctares vedados,
regálame tu boca carmesí;
yo libo el alhelí, tu bella flor.
Borracho de tu olor,
explotan en mis centros los orgasmos
en medio de narcóticos espasmos.