La rosa que tú
mirabas,
la que yo te
regalé,
la última que
el rosal daba
en ese verano
cruel.
Geranios y
trepadores,
petunias y
pasiflora,
que se han ido
sus amores
y una gran
tristeza aflora.
¡Ay, cuánto te
quise madre!,
no te
lo supe decir,
te fuiste
pronto con padre,
mas te pude
despedir.
Seca se quedó la rosa,
todo el patio
enmudeció,
era roja y
olorosa
cuando mi
madre murió.
La miraba a su manera,
con ternura y con candor,
cual si
aquella rosa fuera
para ella la
última flor.
Yo, en mi alma, guardo su olor...
Tu santa madre fue rosa,
que ha impregnado de perfume
todo el amor que rebosa,
¡Por "su niño" ella presume!
El cielo donde reposa,
esta frase lo resume...
su poeta en alma hermosa,
el alma y su olor acune.
Improvisado hermano para ti con toda mi gratitud por compartir ¡Tan bellísimo poema!
Muchas gracias amigo Isidoro por este regalo improvisado, muchas gracias amigo toledano !!!