Van rugiendo las palabras
por los valles del silencio
y, chocando con la pluma,
se multiplican en ecos…;
como ejércitos de gritos
en formaciones de versos,
avanzan hacia el poema
conquistando sentimientos.
Cual valientes paladines,
esgrimiendo lemas nuevos,
se enfrentan en los renglones
a monstruos de esquemas viejos
que campan sobre los campos
de pergaminos de tiempo.
Cabalgan por la utopía
sobre corceles de fuego,
calcinando a cada paso
los tentáculos del miedo.
Que no asustan los fantasmas
vestidos con humo negro;
que el amor y la justicia
triunfarán en este cuento.