
*Endulzará tu acento el llanto mío,
cada vez que susurres a mi ser
tus versos de ternura, de mujer
que llena con caricias el vacío.
Sirena, que navegas por el río
dejando melodías por doquier,
a mi lado te quiero siempre ver,
pues sabes que en tu canto yo confío.
No olvides las canciones de la mar,
las voces de la espuma y de las olas,
que llegan desde tu ínsula lejana.
Recuerda, nunca dejes de cantar
los sones de las mudas caracolas…,
*canta en la noche, canta en la mañana...
A un ruiseñor
de José de Espronceda
Canta en la noche, canta en la mañana,
ruiseñor, en el bosque tus amores;
canta, que llorará cuando tú llores
el alba perlas en la flor temprana.
Teñido el cielo de amaranto y grana,
la brisa de la tarde entre las flores
suspirará también a los rigores
de tu amor triste y tu esperanza vana.
Y en la noche serena, al puro rayo
de la callada luna, tus cantares
los ecos sonarán del bosque umbrío;
y vertiendo dulcísimo desmayo
cual bálsamo suave en mis pesares,
endulzará tu acento el llanto mío.