Me adentré por mi universo
con un talante veraz
y, en un instante fugaz,
me vi embebido de verso.
Degustando del buen vino
de mi más íntima esencia,
me embriague con su presencia,
alegrándome el camino;
en esa ebriedad inmerso,
de pronto me sentí audaz
y, en un subidón fugaz,
me vi embebido de verso.
Continué el viaje interior
por senderos de colores,
recogiendo de las flores
florecidas del amor
que afloraba en mi universo,
queriendo vivir en paz;
y, en esta vida fugaz,
me vi embebido de verso.
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