martes, 20 de junio de 2017

Camino en el camino



Mis botas, compañeras del camino,
conversan con las huellas de su paso;
mirando hacia el pasado y al ocaso,
al principio y final de su destino.

Caminé con la fe del peregrino
por sendas y veredas del parnaso;
a veces descansando al cielo raso,
otras veces brindando con buen vino.

A las nuevas de pájaros di versos
pintados con colores diferentes;
alas nuevas de pájaros diversos
volando sobre cielos transparentes.

Sigo el rumbo mirando cosas bellas,
mi brújula la forman las estrellas.






jueves, 15 de junio de 2017

Artesano (Gracias Ana Lechuga por este bello regalo)



Eres, amigo Carlos, de poemas
artesano, modelas el lenguaje,
juegas con la palabra, haces encaje,
y tejes tu canción con los morfemas.

Urdes, como Machado, hermosos temas,
generador de amor lanzas mensaje
de belleza, de paz..., vistes con traje
etéreo de musas los sememas.

Tejes, como Penélope, el lienzo
de poesía a ritmo muy acertado,
lo mismo haces romances, o sonatas,

o sonetos, huyendo del atrenzo,
manejas las figuras con cuidado,
con tu arte de poeta me arrebatas.

Ana Lechuga

miércoles, 14 de junio de 2017

Corona de sonetos, glosa al soneto XIX de “El rayo que no cesa” de Miguel Hernandez. “Yo sé que ver y oír a un triste enfada”





Corona de sonetos, glosa al soneto XIX de
 “El rayo que no cesa” de Miguel Hernandez.
Yo sé que ver y oír a un triste enfada

Soneto 0

Yo sé que ver y oír a un triste enfada
cuando se viene y va de la alegría
como un mar meridiano a una bahía,
a una región esquiva y desolada.

Lo que he sufrido y nada todo es nada
para lo que me queda todavía
que sufrir, el rigor de esta agonía
de andar de este cuchillo a aquella espada.

Me callaré, me apartaré si puedo
con mi constante pena, instante, plena,
a donde ni has de oírme ni he de verte.

Me voy, me voy, me voy, pero me quedo,
pero me voy, desierto y sin arena:
adiós, amor, adiós, hasta la muerte.

Miguel Hernandez


Soneto I
Yo sé que ver y oír a un triste enfada
cuando a veces sonríe y otras llora,
oscila como un péndulo el ahora,
 a veces es remanso, otras, cascada.

Pasar de una sonrisa ilusionada,
pintada por las manos de la aurora,
a la lágrima más abrumadora
que brota del dolor en la mirada.

Se hace oscura la luz del pensamiento,
estridente, la dulce melodía
que sonaba en la voz del sentimiento.

De vacío se llena la poesía
y el lirismo se viste de lamento
cuando se viene y va de la alegría.

Soneto II
Cuando se viene y va de la alegría
lo mismo que el vaivén de la marea,
 la vida con el puño te golpea
rompiendo con su impacto la armonía.

Me duele hasta mi sombra negra y fría,
ya poco en este tiempo me jalea,
cansado estoy de tanta verborrea,
pues todo me parece una ironía.

Iré con paso lento hacia el baldío,
a páramos resecos de ilusiones,
arrastrando mi gran melancolía.

Amor, siempre serás para mi frío
como ascua permanente; a mis razones,
 como un mar meridiano a una bahía.

Soneto III
Como un mar meridiano a una bahía 
que conoce su cenit y nadir,
cuando llego ya tengo que partir,
me arrebata la estrella que me guía.

El verso se transforma en elegía,
el corazón detiene su latir,
y no encuentro el remedio, el elixir,
que cure este dolor del alma mía.

Soy solo ese susurro que no escuchas,
que pasa por tu lado y no lo notas,
el eco de una voz casi apagada

que vuela desgarrada por las luchas
con alas desplumadas, casi rotas,
a una región esquiva y desolada.

Soneto IV
A una región esquiva y desolada
me iré con mis ideas y mi canto,
donde pueda dejar todo mi llanto
y esta carga que llevo tan pesada.

Me iré sobre el rocío, en la alborada,
a donde nadie vea mi quebranto,
pues me duele la vida tanto, tanto
que está la pobre ya desorientada.

Marcharé sin mi rosa de los vientos
tras esta muda voz que dentro escucho
hacia una tierra seca y olvidada.

Acallaré el gemir de mis tormentos
y el pulso y el sentido, que ya es mucho…,
lo que he sufrido y nada todo es nada...

Soneto V
Lo que he sufrido y nada todo es nada
comparado con este sinsentido
de amar desde un abismo desabrido
que engulle mi canción desesperada.

¿A dónde se marchó la paz dorada?,
ya todo me parece estar perdido,
navajas y guadañas me han herido,
dejando mi esperanza casi helada.

Y reniegan mis ojos de su venda
con duelo y un espíritu cansado,
sumidos en tristeza muy sombría.

Es mucho lo que anduve por la senda,
mas es muy poco todo lo pasado
para lo que me queda todavía...

Soneto VI
Para lo que me queda todavía
por luchar, es muy poco lo lidiado,
me duelen las heridas demasiado,
mas sigue estando en pie mi cortesía.

No puedo soportar la tiranía,
de verme separado de tu lado,
los perros de la guerra han mutilado
mis sueños con su oscura artillería.

Si algún día me muestran nuevos rumbos,
hacia otros horizontes miraré...,
quizás calle esta vieja letanía...
.
Pero, mientras, voy solo, dando tumbos,
y añado a los pesares que tendré
que sufrir, el rigor de esta agonía...

Soneto VII
Que sufrir el rigor de esta agonía,
la ausencia de tu amor y tu hermosura,
el triste deambular de mi figura,
es el pan que me como cada día.

Mas prefiero vivir en zona umbría
rozando con mis sueños la locura
de quererte sabiendo que no hay cura
que renunciar a ti dulce utopía.

Cansados van mis huesos por caminos
que solo yo transito, despojados
de carne, piel y sangre apasionada.

Cansados van mis tuétanos, mohínos
por la aridez del tiempo, acongojados
de andar de este cuchillo a aquella espada.

Soneto VIII
De andar de este cuchillo a aquella espada
le sangran las heridas a mis pasos,
supuran decepciones mis fracasos
quedando la esperanza abandonada.

Le escuece cada huella a mi pisada
que camina a merced de los acasos,
no se para la vida, no hay retrasos,
y la parca me espera enamorada.

Retendré lo que siento aunque es atroz,
aun siendo la razón de mi dolencia,
guardaré mi cariño con denuedo.

Trataré de alejarme de tu voz
 llevando la palabra que silencia,
me callaré, me apartaré si puedo...

Soneto IX
Me callaré, me apartaré si puedo
lejos de tu presencia que es mi impulso,
me marcharé sin ti con paso insulso
junto a esta soledad que me da miedo.

Me voy con mis anhelos y mi credo,
distante de tu amor que es acre mulso;
me voy tras los latidos de mi pulso,
siguiendo a su estruendoso ritmo quedo...

Sopla el viento silbándome en la cara,
y, al mirar y no ver sin tus luceros,
su canción me recuerda mi condena.

Llevo este sentimiento mío al ara
del rechazo con signos lastimeros,
con mi constante pena, instante, plena...

Soneto X
Con mi constante pena, instante, plena,
sin siquiera un resquicio de consuelo
que pueda recordarme que hay un cielo
y me pueda librar de esta cadena,

me pierdo haciendo mutis de la escena,
planeando mi verso a ras de suelo,
guardando mi sollozo en el pañuelo
que enjuga este dolor que a mí me apena.

Y llevo mi pellejo hacia el abismo
donde mueren mis pálidas pasiones
sin dejar ni un segundo de quererte.

La vida sin tu amor es espejismo,
mas debo de partir a otras regiones
a donde ni has de oírme ni he de verte.

Soneto XI
A donde ni has de oírme ni he de verte
se dirige esta sombra que me habita,
llevando la confianza, ya marchita,
a un lugar donde pueda hacerse fuerte.

Me alejo con mi anhelo yerto, inerte,
pues siento que mi vida está proscrita,
con mi callada voz que al aire grita
los silencios en busca de su suerte.

Y mientras, me desangro por los ojos,
sin lágrimas se quedan mis arterias,
mas, amor, por tu olvido ante ellas cedo.

Me llevo mi canción y mis abrojos,
me llevo mis fracasos y miserias,
me voy, me voy, me voy, pero me quedo...

Soneto XII
Me voy, me voy, me voy, pero me quedo…,
se quedan estos versos que ahora escribo
en la sombra; sin ti ya no hay motivo
para seguir en medio de este enredo.

Soy como el triste pan, ya sin molledo,
que ha perdido su sal y su atractivo,
apenas con mi aliento sobrevivo...
Cual piedra en el camino, ruedo y ruedo.

Me voy, pero se queda este sentir
que no puedo ni quiero silenciar,
y que lleva mi herida a la gangrena.

Yo quisiera poderme resistir,
aunque quedara fuera de lugar,
pero me voy, desierto y sin arena...

Soneto XIII
Pero me voy, desierto y sin arena,
despoblado del ser que me habitaba;
ahora te libero de mi traba
sabiendo que esta grima te es ajena.

Le sobran los motivos a mi pena,
perdida entre veredas que soñaba
los días que creía que era brava,
y camina anhelante, mas serena.

Me dirijo al arcano del destino,
donde me lleve el hado caprichoso
y de este amargo sueño me despierte.

Me esfumo como el humo mortecino,
vacío, solitario, silencioso...;
adiós, amor, adiós, hasta la muerte.

Soneto XIV
Adiós, amor, adiós, hasta la muerte,
donde está la matriz de las matrices,
donde tal vez podamos ser felices
y nada a nuestro sueño desconcierte.

Tal vez allí, al final, mi tino acierte
y consiga borrar las cicatrices;
allí donde se clavan las raíces
quizá de esta desdicha me liberte.

No quiero que recuerdes mi indigencia,
ni veas este abismo que contengo;
se marcha con su cruz mi alma cansada.

Y cruzaré el confín de la existencia
sin que escuches el duelo que yo tengo;
yo sé que ver y oír a un triste enfada...

elpoetaartesano

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domingo, 11 de junio de 2017

Risas y lágrimas (dos versiones, liras y soneto) Epigrama


 

(liras)

La risa es medicina
saludable que cura enfermedades
con su virtud divina,
nos trae felicidades
y sienta bien en todas las edades.

Mas si alguien está triste
no quiere ni escuchar de carcajadas,
ni siendo el mejor chiste
o cómicas bobadas,
no lucen sus mejillas apagadas.

Canciones paralelas
cantan dos hermanastros arlequines;
ríen las castañuelas
y lloran los violines,
mientras guardan silencio los clarines.


 (soneto inglés)

Desde siempre, la risa es medicina
saludable que cura enfermedades
con su virtud de dádiva divina,
y a toda edad nos trae felicidades.

Pero si alguien está apagado y triste
no quiere ni escuchar de carcajadas,
ni aunque fuera sin duda el mejor chiste,
o graciosas y cómicas bobadas.

Canciones en el tiempo paralelas
cantan dos hermanastros arlequines;
sonríen jubilosas castañuelas
y lloran melancólicos violines...

No lucen tus mejillas cuando lloras,
reír te sienta bien a todas horas.





miércoles, 7 de junio de 2017

Primavera chic





Recorro el camino de la primavera,
que brinda belleza para mis pupilas;
libélulas liban de lirios y lilas,
de calas que pueblan la verde ribera.

Me llega el rumor del agua viajera
que sigue su cauce por tierras tranquilas;
decoran el campo las chic camomilas;
la voz del jilguero es mi compañera.

Retengo mi paso, observo el rocío
bañado de sol, pintado con oro;
me observa una alondra, no dice ni pío. 
  
Callado discurso, susurro sonoro, 
discurre la vida lo mismo que el río,
discurre y te ofrece preciado tesoro.

lunes, 5 de junio de 2017

Dinero





No siempre el hombre pobre es un ladrón,
ni siempre es el ladrón un hombre rico.
El pez grande se come siempre al chico,
y los más chicos comen al grandón.

Es el dinero una tentación;
si alguien llega a dudar, lo ratifico,
puede hacer un letrado de un borrico,
y hacer del perdedor un campeón.

Mas no puede comprar la dignidad
ni el genio ni el talento ni la brisa
pero puede comprar la vanidad.

No pongas en riquezas tanta prisa,
no siempre te darán felicidad,
no pierdas por su logro tu sonrisa.

domingo, 4 de junio de 2017

ÁFRICA


Hay un negro continente 
que tiene muchos colores,
y, aunque pasa hambre su gente,
hay un negro continente
en el que suena excelente
el tan tan de sus tambores. 
Hay un negro continente 
que tiene muchos colores.

Posee muchos tesoros,
pero se muere por hambre
y se alimenta de lloros.
Posee muchos tesoros
y diamantes incoloros,
también fronteras de alambre.
Posee muchos tesoros
pero se muere por hambre.



viernes, 26 de mayo de 2017

Sonríe tu mirada







Cuando sonríen tus ojos,
se ilumina alrededor,
les acompaña el candor
pintado en tus labios rojos.

Abren todos mis cerrojos
con su llave de color,
y brotan flores de amor
recogidas en manojos.

Con su magia verdadera,
acarician mi mirada,
que se vuelve bayadera

de su música callada;
su canción es placentera,
de la vida enamorada.

Y que se apague la brisa,
si no amara tu sonrisa.

miércoles, 24 de mayo de 2017

Se ríen las margaritas





Se ríen las margaritas
de tu pobre corazón,
cada vez que tú les quitas
un pétalo con pasión.

De tu pobre corazón,
que se siente enamorado,
un pétalo con pasíon
se ha prendido ilusionado.

Que se siente enamorado
mas no sabe si le quieren,
se ha prendido ilusionado
aunque sus dudas lo hieren.

Mas no sabe si le quieren
y hace preguntas gratuitas;
aunque sus dudas lo hieren,
se ríen las margaritas.

martes, 23 de mayo de 2017

El abuelo




Este pozo de tiempo contiene mil memorias,
historias de fracasos junto con viejas glorias;
de juegos, de pizarras, de trillos y fiambreras;
de vino en las bodegas, fiestas y borracheras;
de amores y de amigos, de trabajos y anhelos...;
caminos que se abrían bajo los vastos cielos.
La pluma de las horas y el blanco pergamino,
escrita está en el cuerpo la historia y el destino.
Los años han dejado sus marcas en la piel,
pasadas experiencias, sabor de ajenjo y miel;
arrugas bien curtidas por fríos y calores,
escarchas sobre el pelo con sabios resplandores.
Contiene la solera del paso de la vida
pintada en su mirada, portadora de honores;
y la satisfacción de la labor cumplida.

sábado, 20 de mayo de 2017

Soneto del poeta analfabeto (Lipograma: Sin la letra "u")


La imagen puede contener: nube

Se me olvidan las comas si algo escribo
y también escribir en tanto como,
solo siento emociones y percibo
esencias, con mi tálamo las tomo.
.
No aprendo la lección, ni por asomo;
mas este corazón es sensitivo,
le permito llevarme sobre el lomo,
y me dejo llevar, me siento vivo.
.
Soy "imaginador", analfabeto,
pintando los anhelos con poesía:
el romance, la lira o el soneto,
e improviso la libre melodía.
.
Al lado del latido está el secreto,
con tiempo aprenderé la ortografía...


miércoles, 17 de mayo de 2017

Un regalo desafortunado




Llevaba yo seis días sin probar un bocado,
mi famélico estómago soñaba con manjares,
aunque hubieran servido las tapas de los bares,
o un plato de lentejas, o un arenque salado.

Llevaba ya seis días en el monte extraviado,
con un hambre canina y dolores dispares;
no se veía un alma por aquellos lugares,
y decidí parar, rendido y agotado.

De pronto, vi salir a un hombre de la nada,
portaba una mochila, y se abrieron mis ojos
pensando en la comida que él pudiera tener.

-Un regalo te traigo -dijo la voz cansada.
-Acepto lo que sea, pues no estoy para antojos...
Y me dio una esmeralda..., mas nada que comer...