Recorro el camino de la primavera,
que brinda belleza para mis pupilas;
libélulas liban de lirios y lilas,
de calas que pueblan la verde ribera.
Me llega el rumor del agua viajera
que sigue su cauce por tierras tranquilas;
decoran el campo las chic camomilas;
la voz del jilguero es mi compañera.
Retengo mi paso, observo el rocío
bañado de sol, pintado con oro;
me observa una alondra, no dice ni pío.
Callado discurso, susurro sonoro,
discurre la vida lo mismo que el río,
discurre y te ofrece preciado tesoro.
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