Camino tras el verso peregrino,
marchando por veredas polvorientas,
recorriendo ese mágico sendero
que me lleva hacia el campo de la estrella;
rimando con las piedras y los cantos
pegados al camino, que me enseña…
Disfruto caminando con amigos,
sintiendo sus pisadas a mi vera:
Manuel es un ejemplo, es de admirar,
con veinte años de Parkinson acuestas,
camina sin dudarlo, no se rinde,
supera los obstáculos y vuela,
anima con su humor y buen talante,
te toca el corazón y dentro llega;
Ramón es muy inquieto, se adelanta
dejándonos atrás, y ya no espera;
se jala los kilómetros, va rápido
cual estrella fugaz o cual cometa;
Henar es agradable compañía;
Bernardo con su música que alegra…
Paso a paso, marchamos confiados,
poco a poco, las huellas atrás quedan...
Son muchos los que van por esta vía,
compartiendo el sentir y la experiencia,
la magia se respira y entra dentro,
motivos y emociones que se encuentran...
Giorgia Manno encontrò felicidad;
Rogelio del camino quita piedras;
José Juan, voluntario en el albergue,
que cuida al peregrino que allí alberga;
José María, el buen hospitalero,
a Orión el cazador su dedo muestra;
Sandra que, con su fuerza y buena vibra,
transmite la ilusión y la entereza;
Marisol, Maribel y también Lola,
tres brujas del incienso y de las velas,
que ofrecen con su embrujo la amistad,
haciendo las etapas más amenas.
Y, ayudando a Manuel con la mochila,
llevándola en un tramo de la senda,
Miri (מירי ברק), con su mirada penetrante,
solidaria mujer, de faz sincera…
A veces nuestro andar fluye con ritmo,
mas otras la jornada se hace lenta.
Camino en el Camino de Santiago,
camino y el camino es ya la meta.
Mucha gente, al llegar, haciendo cola;
me voy, no esperaré la Compostela.
