Mientras miraba sus botas,
Tristán lloraba tristón,
pues las dos estaban rotas,
no tenían solución.
Tristán lloraba tristón…;
creyendo que sus problemas
no tenían solución,
le asaltaron mil dilemas.
Creyendo que sus problemas
nunca tuvieron igual,
le asaltaron mil dilemas:
¡descalzo iba otro zagal!
¿Nunca tuvieron igual,
pues las dos estaban rotas?
Descalzo iba otro zagal
mientras miraba sus botas.
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