El mar al sol se tragó,
diluyéndolo en el agua,
y busqué mi propio espacio
en la arena de la playa.
La noche llegaba rauda,
un lucero ya asomaba,
yo con mi mente parada
y la quietud me embargaba.
Me tapé con una manta
y allí me quedé dormido,
con ensueños en el alma,
en la noche sumergido...
Ya tarde, en la madrugada,
de pronto me desperté,
el mar cantaba su canto
con su ritmo milenario...
En la playa, en la penumbra,
veo siluetas humanas,
en dos filas paralelas,
bailando una extraña danza.
Se movían al unísono,
al ritmo de la marea.
¿Qué danza es esa que bailan
esas gentes coordinadas?,
siguiendo el ritmo del mar,
cuando las olas estallan.
Adelante y hacia atrás,
se mueven acompasados;
¿será una secta secreta?
¿serán unos locos magos?,
¿será una danza iniciática?
¿Qué es lo que hacen esas gentes
bajo la noche estrellada?
Observo e intento entender
que ocurre en aquella escena,
y no pudiéndolo hacer,
me duermo sin la respuesta...
Al pasar algunas horas,
ya se despereza el alba,
el sol despunta a lo lejos
y la noche ya se acaba.
Me fijo en aquellas gentes
que a la orilla del mar danzan
al ritmo de la marea,
en tanto las olas cantan.
Y, al mirar con atención,
pronto descubro el misterio:
siluetas, danza y son,
mar y baile milenario;
no son secta o algo mágico,
ni otras muchas ilusiones,
son tan solo pescadores
que trabajan con pasión;
tiran de una cuerda a tempo,
con talento y con esmero,
y sacan la red repleta
de peces y de otras piezas.
¡Esa danza acompasada!
con sentimiento en el alma,
¡ese ritmo y ese canto!,
para no cansarse tanto...
El mar y su gran canción
me enseñaron lo mejor,
me enseñaron la lección
del arte del pescador.
A todos los pescadores que todavía tiran de la red,
desde la playa, antes de llegar el alba.
El mar al sol se tragó,
diluyéndolo en el agua,
y busqué mi propio espacio
en la arena de la playa.
La noche llegaba rauda,
un lucero ya asomaba,
yo con mi mente parada
y la quietud me embargaba.
Me tapé con una manta
y allí me quedé dormido,
con ensueños en el alma,
en la noche sumergido...
Ya tarde, en la madrugada,
de pronto me desperté,
el mar cantaba su canto
con su ritmo milenario...
En la playa, en la penumbra,
veo siluetas humanas,
en dos filas paralelas,
bailando una extraña danza.
Se movían al unísono,
al ritmo de la marea.
¿Qué danza es esa que bailan
esas gentes coordinadas?,
siguiendo el ritmo del mar,
cuando las olas estallan.
Adelante y hacia atrás,
se mueven acompasados;
¿será una secta secreta?
¿serán unos locos magos?,
¿será una danza iniciática?
¿Qué es lo que hacen esas gentes
bajo la noche estrellada?
Observo e intento entender
que ocurre en aquella escena,
y no pudiéndolo hacer,
me duermo sin la respuesta...
Al pasar algunas horas,
ya se despereza el alba,
el sol despunta a lo lejos
y la noche ya se acaba.
Me fijo en aquellas gentes
que a la orilla del mar danzan
al ritmo de la marea,
en tanto las olas cantan.
Y, al mirar con atención,
pronto descubro el misterio:
siluetas, danza y son,
mar y baile milenario;
no son secta o algo mágico,
ni otras muchas ilusiones,
son tan solo pescadores
que trabajan con pasión;
tiran de una cuerda a tempo,
con talento y con esmero,
y sacan la red repleta
de peces y de otras piezas.
¡Esa danza acompasada!
con sentimiento en el alma,
¡ese ritmo y ese canto!,
para no cansarse tanto...
El mar y su gran canción
me enseñaron lo mejor,
me enseñaron la lección
del arte del pescador.
A todos los pescadores que todavía tiran de la red,
desde la playa, antes de llegar el alba.
diluyéndolo en el agua,
y busqué mi propio espacio
en la arena de la playa.
La noche llegaba rauda,
un lucero ya asomaba,
yo con mi mente parada
y la quietud me embargaba.
Me tapé con una manta
y allí me quedé dormido,
con ensueños en el alma,
en la noche sumergido...
Ya tarde, en la madrugada,
de pronto me desperté,
el mar cantaba su canto
con su ritmo milenario...
En la playa, en la penumbra,
veo siluetas humanas,
en dos filas paralelas,
bailando una extraña danza.
Se movían al unísono,
al ritmo de la marea.
¿Qué danza es esa que bailan
esas gentes coordinadas?,
siguiendo el ritmo del mar,
cuando las olas estallan.
Adelante y hacia atrás,
se mueven acompasados;
¿será una secta secreta?
¿serán unos locos magos?,
¿será una danza iniciática?
¿Qué es lo que hacen esas gentes
bajo la noche estrellada?
Observo e intento entender
que ocurre en aquella escena,
y no pudiéndolo hacer,
me duermo sin la respuesta...
Al pasar algunas horas,
ya se despereza el alba,
el sol despunta a lo lejos
y la noche ya se acaba.
Me fijo en aquellas gentes
que a la orilla del mar danzan
al ritmo de la marea,
en tanto las olas cantan.
Y, al mirar con atención,
pronto descubro el misterio:
siluetas, danza y son,
mar y baile milenario;
no son secta o algo mágico,
ni otras muchas ilusiones,
son tan solo pescadores
que trabajan con pasión;
tiran de una cuerda a tempo,
con talento y con esmero,
y sacan la red repleta
de peces y de otras piezas.
¡Esa danza acompasada!
con sentimiento en el alma,
¡ese ritmo y ese canto!,
para no cansarse tanto...
El mar y su gran canción
me enseñaron lo mejor,
me enseñaron la lección
del arte del pescador.
A todos los pescadores que todavía tiran de la red,
desde la playa, antes de llegar el alba.
6 comentarios:
BELLÍSIMO, con la magia del mar y de los pescadores, es un poema encantador, al leerlo siento el ruido del mar y las olas, es un poema delicioso.
Felicitaciones y aplausos
Un abrazo amigo
Muchas gracias edmée es una alegría tu paso, me gusta pasar un rato por tus versos,es bonito y agradable.....un abrazo amiga
Hermoso poema, poetaartesano. Me ha gustado mucho el homenaje a esos pescadores que tiran a ritmo de sus redes...consigues transportar al lector directamente a esa playa nocturna.
Felicitaciones.
Fdo.Pacods
¡Un saludo!
Gracias amigo Pacods, por tu comentario, me alegra mucho ver tu huella en mis versos, je,je,je. Me alegro que te guste, este es uno de los últimos que he hecho, en recuerdo de noches mágicas en la playa, que se quedan dentro de uno mismo. un abrazo Pacods xxxxxx
maravillosos versos, me trasladaste al mar y a mi playa, un placer poder disfrutar de tu inspiración querido amigo... Bendiciones y todo mi cariño.
alec
A tu familiar mar, pues tu y el mar tenéis mucho en común, me alegra tu presencia Agua Mar, especialmente en este marinero poema. Bendiciones para ti amiga
Publicar un comentario