Sobre mi caballito de juguete,
vestido con el babi azul a rayas;
con libros, lapiceros y cuadernos,
que llevo en mi maleta de piel basta;
cabalgo hacia el colegio, a la aventura,
a estudiar con chavales y chavalas.
Sentado en un pupitre de madera,
me enseñan a escribir muchas palabras,
delante está la estufa ya encendida,
al fondo está colgada la pizarra.
Suena el timbre y nos vamos al recreo,
jugamos con los cromos o las tabas,
lo pasamos muy bien, ¡chachi-piruli!,
con amigos y fuera de la casa;
y vamos a la cola con un vaso
a que nos den la leche americana.
A Juan se le ha caído el cuarto diente,
nos dice que un ratón, bajo la almohada,
la otra noche escondió cuatro pesetas;
`¡qué guai!, todos reímos, ¡será magia!,
y esperamos que compre unos confites
de anís y de limón, de fresa y nata.
El tiempo se nos pasa súper rápido
y rápido volvemos a la carga;
después de divertirnos, entre bromas,
regresamos de nuevo a la enseñanza;
jugamos con aviones de papel
y aprendemos con números la tabla…
Por la tarde, después de los deberes,
quedamos para vernos en la plaza...
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