Nací con el
color de la mañana
bañado en el
perfume de las rosas,
crecí junto
a las flores más hermosas
y el sol
siempre brillaba en mi ventana.
La vida se
antojaba muy liviana
peinándome
las trenzas revoltosas,
huía de las
cosas belicosas
y usaba los
vestidos de mi hermana.
Soñaba con
los besos de otros niños
sabiendo que
mi sueño es diferente,
buscaba en
cada juego sus cariños
dejándome
llevar por la corriente.
Ya no tengo
complejos en mi ser,
pues ya no
soy un niño, soy mujer.
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