Lenta se va la tarde hacia su sueño
tejiendo los colores del crepúsculo;
recreando un tapiz multicolor
con flores de algodón formando grupos,
y bordadas al cielo que, cual manto,
arropa al horizonte. Por segundos,
se funden los azules con los rojos,
surgiendo tonos purpura, difusos,
al lado de cobrizos y dorados.
El pueblo se camufla en claroscuros,
no queriendo quitar protagonismo
a toda esa belleza, que es un lujo.
Inmensa creación aun siendo efímera...
Con tanto arte me siento diminuto.