Lenta se va la tarde hacia su sueño
tejiendo los colores del crepúsculo;
recreando un tapiz multicolor
con flores de algodón formando grupos,
y bordadas al cielo que, cual manto,
arropa al horizonte. Por segundos,
se funden los azules con los rojos,
surgiendo tonos purpura, difusos,
al lado de cobrizos y dorados.
El pueblo se camufla en claroscuros,
no queriendo quitar protagonismo
a toda esa belleza, que es un lujo.
Inmensa creación aun siendo efímera...
Con tanto arte me siento diminuto.
2 comentarios:
Es que somos diminutos ante ese arte, y yo en deleite quedo en leer tu arte en versos.
Feliz día poeta.
Un abrazo
Hola, Carmen. Gracias, no lo había visto. Sí que somos diminutos ante ese arte, pero formamos parte de él, eso sí.
Un abrazo.
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