Me voy tras el vestigio del silencio
que habita entre las notas de mi vida,
con los bolsillos llenos de boquetes
que aligeran el paso hacia la nada,
donde todo confluye y se renueva.
Me voy sin poesía ni canciones,
desnudo de etiquetas y artificios,
sin rimas ni poemas melodiosos,
sin prosa ni lirismo apasionado.
Me llevo las cenizas de ave Fénix,
que es todo lo que tengo aquí y ahora...
Mas, amor, tú me esperas y lo sé.
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