A veces del miedo la razón no sé,
ignoro por qué se nos mete dentro,
helando emociones en el mismo centro
del latir, ciñéndonos el ser cual corsé..
A veces arañan sus garras la fe,
rasgando certezas en el epicentro
de las conclusiones, y ocurre el reencuentro
con la duda gris, que sigue de pie.
Cadena invisible de eslabones fríos
que nos une, muda, con viejos espantos
errantes, que vagan lentos y sombríos.
Se apagan las risas, se encienden los llantos,
rechinan y crujen los escalofríos;
bravíos temores de los camposantos.
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