Me relaja la corriente,
aquí al ladito del río,
sentado en un viejo tronco,
entre álamos y retamas.
Alegres trinos se escuchan,
que confiados se acercan,
haciendo único el instante
con su encanto embriagador.
Me arrulla el agua al pasar,
más despierto a la belleza
que a mi alrededor bulle...
El cortejo de dos patos,
que nadan en la otra orilla
buscando su intimidad,
sugiere historias de amores
que ocurren y nadie ve;
yo me levanto y los dejo,
y sigo por la ribera...