Quiero hablar de ti
sin pronunciar la palabra que te designa,
pues
quizás haya sido demasiado utilizada;
quiero tocar la esencia más íntima
de cada una de tus letras,
en
sintonía con las notas que producen,
pues
son música que une al universo,
son calor de la vida creadora que incuba,
acariciando y cuidando su obra.
No hay tesoro mayor que tú
y sin embargo te
das gratis,
porque
es tu naturaleza;
entregando tu ser, que salva y da cobijo.
Se habló mucho de ti,
pero ¿quién entiende tu
esencia?,
¿quién conoce tu poder?
Quien te tiene plenamente,
posee el secreto
de la vida…
Perderte, es entrar en los más oscuros infiernos
de la egocéntrica mente que,
aunque a veces
sepan a miel,
dejan amargor en la boca y en el alma.
Quien quiera saber tu nombre,
lo tendrá que adivinar,
tendrá que mirar a romA
por la mirilla de atrás.
O quizás sea mejor
buscar en el corazón…
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