Cada efímero instante vivido es un latido
del pulso de la vida que vibra en el presente,
un verso pasajero que por otro es seguido...
Y va corriendo el tiempo, que pasa fugazmente,
y no vuelve jamás sobre los mismos pasos;
atrás quedan las huellas marcadas sutilmente...
Nuevos amaneceres junto a viejos ocasos
pasan por mis retinas, pintando la esperanza
sobre el incierto lienzo de velados acasos.
Es, la vida, la más sublime adivinanza,
misterio apetitoso que guarda mil secretos,
arcano impenetrable que deja su enseñanza.
Mas en el campo santo dormitan los abetos,
entre ensueños eternos, sobre el polvo de estrellas
que cubre con su manto desnudos esqueletos;
guardando en sus raíces todas las epopeyas...
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