En el umbral de la aurora
al quedar sólo un lucero,
van despertando los pájaros
con sus cantos mañaneros.
Anunciando la llegada
de la luz y el nuevo día,
ya comienzan la alborada
con ilusión y alegría.
Ellos no almacenan nada,
pero no falta comida
y su hambre está bien colmada,
les alimenta la Mama.
No les preocupa el mañana
aun sin seguro de vida,
ya viven la vida sana
con intensidad y al día.
Yo les miro y me pregunto
si acaso vale la pena
tanto afanarse en el mundo,
arrastrando mil cadenas.
Planea un pájaro añil
surcando cielos magenta.
Entre nubes de amatista
se distingue su perfil.
Abajo prados de menta
con algún que otro jazmín.
Lleva una estrella en el pecho
y su pico es de marfil,
regala magia en el viento
navegando en su sentir.
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