Mi infancia son recuerdos*, con cariño mezclados,
de un entrañable hogar, de mis padres y abuelos;
recuerdos familiares y recuerdos de amigos.
También tengo memorias de escuela, campo y juego:
los santos, las canicas, las chapas, el peón...,
el frontón tras la iglesia..., patines, rodamientos...;
de colarnos al cine del salón de Julito;
de baños veraniegos en el río del pueblo...
Recuerdo que mis tíos me llevaron a Málaga,
recuerdo ir en el coche por un paisaje seco:
caminos polvorientos y burros con alforjas
acarreando piedras, guiados por los arrieros...
Recuerdo el primer día en que conocí el mar,
era maravilloso, era realmente inmenso;
entré con flotador, sin que nadie me viera,
a través de las olas y nadé aguas adentro...,
nadé, nadé y nadé... y así, sin darme cuenta,
todo se hizo pequeño, la playa quedó lejos;
di un gran susto a mi tía, ella tomaba el sol,
mas alguien fue a buscarme y se acabó el paseo.
A veces, si llovía, salía a jugar solo,
sin que nadie me viera, y se paraba el tiempo...;
disfrutaba la magia de la lluvia al caer
por la calle vacía, navegando en mis sueños,
y pisaba los charcos con las botas katiuskas…
A veces, cuando llueve, me empapan los recuerdos...
*verso de Antonio Machado