Ícaro quiso volar
y se construyó unas alas,
les pegó plumas con cera
y las puso en sus espaldas.
No vueles demasiado alto
su padre le aconsejaba,
ya que el sol derretiría
la cera si se acercara.
Tampoco vueles muy bajo,
que la mar está erizada,
y se mojaran las plumas
haciéndose más pesadas.
Ícaro emprendió su vuelo
por encima las montañas,
volando siempre en el medio
sus alas estarán salvas.
Soñaba con altos vuelos
sobre las cumbres más altas,
navegar el universo,
más allá de las galaxias,
y así se elevó hacia arriba
por encima de las casas,
por encima de las nubes,
hacia el sol, que era todo ascuas,
y se prendieron las plumas,
los sueños se hicieron llamas,
cayendo en picado al mar
de lágrimas que llorara.
Se convirtió en marinero,
le puso vela a su barca,
y ya que volar no pudo,
navegó sobre las aguas.
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