Su fuerza nunca reniega
de penas y sinsabores,
ojos que vieron amores
aunque se quedara ciega…
Se encargó de sus seis hijos
ella sola, sin mi abuelo,
ya que él se marchó hacia el cielo
cuando ellos eran bien chicos.
A que yo plantara un árbol
mi abuela me llevó un día,
mientras su voz me decía :
"Arbolito yo te planto…"
Yo a la vez lo repetía…
"Arbolito yo te planto,
quisiera verte crecer,
me darás hermosos frutos
y yo los vendré a coger.
En tierra ya estás plantado,
arbolito bello y dócil,
por este pequeño niño,
José Carlos Vara López”.
El árbol quedó plantado
junto al calor de tus versos,
en mi interior ha agarrado
y han brotado sentimientos.
Tú sembraste la poesía
en mi corazón de niño,
desde aquí, abuela querida,
yo te mando mi cariño.
Sigo viendo tu semblante
lleno de luz y de calma,
tu mirada, ya distante,
ve con los ojos del alma.
No leías, no escribías,
los poemas recitabas,
algunos de tu autoría,
que en la memoria guardabas.
Me fascinaba escucharte,
volaba por tus palabras,
me sonaban a puro arte
junto al saber de tus canas.
Aunque lejos tu calor,
siguen subiendo las llamas,
sigue caliente tu amor,
ardiendo por quienes amas.
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