martes, 30 de octubre de 2018

Glosa a la rima LXXIII de Bécquer




Miraban tus ojos,
como el cielo abiertos,
brillaba tu cara
pintada en un lienzo.
Te vi sollozando
envuelta en silencio,
y de nuestra alcoba
los sueños salieron.

Un cirio en un vaso
que había en el suelo,
su brillo arrojaba
sobre nuestro lecho,
y, cual una sombra,
surgía a intérvalos
la figura rígida
de tu frío cuerpo...

Te fuiste un buen día
con el sol primero,
marchaste sin rüidos
al eterno pueblo.
La vida es contraste;
la muerte, misterio;
me quedé en tinieblas
en solo un momento.

¡Nunca estamos solos,
nos miran los muertos!

Carlos elpoetaartesano

RIMA LXXIII


Cerraron sus ojos
que aún tenía abiertos,
taparon su cara
con un blanco lienzo,
y unos sollozando,
otros en silencio,
de la triste alcoba
todos se salieron.
La luz que en un vaso
ardía en el suelo,
al muro arrojaba
la sombra del lecho;
y entre aquella sombra
veíase a intérvalos
dibujarse rígida
la forma del cuerpo.
Despertaba el día,
y, a su albor primero,
con sus mil rüidos
despertaba el pueblo.
Ante aquel contraste
de vida y misterio,
de luz y tinieblas,
yo pensé un momento:
—¡Dios mío, qué solos
se quedan los muertos!

Bécquer

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