El verde de las hojas de aquel árbol callado,
no es un verde cualquiera, es un verde esperanza;
él es hijo del campo, que siempre está a su lado,
hundiendo sus raíces en perfecta alianza.
El agua le da vida, la luz le hace crecer,
el viento le acaricia esparciendo su aroma;
los pájaros le cantan en el atardecer,
y duermen en sus ramas hasta que el sol asoma.
Aire que respiramos, es su aliento vital,
es pulmón del planeta que todos habitamos;
su ausencia en este mundo podría ser fatal,
me pregunto ¿por qué?, sin pensar, lo talamos.
Creamos grandes monstruos, los cuales contaminan,
cortamos la arboleda y obviamos la razón,
si seguimos así, los pasos se encaminan
a un mundo triste y gris, envuelto en polución.
Plantemos muchos árboles mirando hacia el futuro,
transformemos los páramos, repoblemos la sierra;
prefiero ver los bosques que exhalan aire puro,
no quiero que el desierto invada nuestra tierra.
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