Avisan del milagro a los mortales
con flautas, panderetas y violines,
algunos con trompetas y clarines,
hay otros redoblando con timbales;
los músicos celestes dan señales
y cantan su canción los querubines,
llevan nuevas a todos los confines:
¡Ha nacido el remedio a nuestros males!
Se marcha el viejo sol hacia el ocaso;
los labriegos terminan sus labores,
y una estrella aparece, la primera,
e inicia su camino, paso a paso;
la siguen unos sabios soñadores,
la noche va cubriendo la ladera.
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