Ahora me propongo recrear un soneto,
para medir los versos utilizo los dedos
y, con gran osadía, voy alejando miedos.
Así se ha terminado, rápido, este cuarteto.
Aunque no sé muy bien donde, a veces, me meto,
a veces sin querer, me veo en mil enredos.
No diré mis ideas, ni tampoco mis credos,
a ver como yo salgo de este pequeño aprieto.
En el primer terceto, le cambiaré la rima,
y acortando distancias, seguiré su camino
tras las huellas del verso que con mi mano intima.
Un último terceto, ¡brindaré con buen vino!,
que alegra mis sentidos y al corazón anima.
Y así, con este verso, el soneto termino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario