Páginas

miércoles, 17 de mayo de 2017

Un regalo desafortunado




Llevaba yo seis días sin probar un bocado,
mi famélico estómago soñaba con manjares,
aunque hubieran servido las tapas de los bares,
o un plato de lentejas, o un arenque salado.

Llevaba ya seis días en el monte extraviado,
con un hambre canina y dolores dispares;
no se veía un alma por aquellos lugares,
y decidí parar, rendido y agotado.

De pronto, vi salir a un hombre de la nada,
portaba una mochila, y se abrieron mis ojos
pensando en la comida que él pudiera tener.

-Un regalo te traigo -dijo la voz cansada.
-Acepto lo que sea, pues no estoy para antojos...
Y me dio una esmeralda..., mas nada que comer...

No hay comentarios:

Publicar un comentario