Somos hijos del ayer
y los padres del mañana,
el tiempo nos acompaña
hacia un nuevo amanecer.
De la tierra pasajeros,
aprendices de la vida,
también somos los obreros
de la tierra prometida.
Somos hombres y mujeres,
que fueron niños y niñas,
no nos perdamos en riñas
ni otros muchos menesteres.
Sembremos, en el presente,
semillas de amor preñadas,
sembremos, entre la gente,
mil caricias delicadas.
Así debería ser el mundo,deberíamos emplear todas las energías en sembrar amor para que las futuras generaciones recojan esos frutos y no otros.
ResponderEliminarSaludos Carlos
Así debería ser, Joaquín, sembremos todo lo bueno que podamos, el amor es siempre positivo, para el presente y para el futuro; aunque hoy por hoy, tristemente, crezcan más otras semillas.
ResponderEliminarGracias.
Saludos.