A veces pierdo la fe,
a veces tengo miedo
por solo soñar quimeras,
más valiosas para mí
que la realidad que palpo.
A veces decae mi alma
por no entender el misterio
que contiene su esencia.
Me dejo caer en el vacío
desafiándome a mí mismo,
para tocar y poder creer
que el amor es poderoso,
que puedo confiar en él.
Y, entonces, me nacen alas
para volar sobre la incertidumbre.
Creo en ti amor,
aunque a veces pierda la fe.